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El encanto y el misterio infinito de Castel del Monte

Una obra maestra única de la arquitectura medieval. Un edificio lleno de encanto y misterio. Una obra que refleja la cultura y la grandeza de su fundador, Federico II de Suabia.
El Castel del Monte (en español Castillo del Monte) es sin duda uno de los castillos más importantes construidos por el rey, pero, también, uno de los lugares más misteriosos del mundo.

El edificio fue encargado por Federico probablemente alrededor de 1240: el 29 de enero de ese año, el emperador firmó un decreto dirigido a Richard de Montefuscolo, verdugo de capitanes, con el fin de preparar los materiales necesarios para la construcción de un castillo situado en la iglesia (ahora perdido) de Santa María de Monte, cerca de Andria.

El enigma que rodea a Castel del Monte se ve acrecentado por la fascinante figura de su propietario, el emperador Federico II, un monarca obsesionado con la conquista del mundo y con la búsqueda del conocimiento. Hijo de la reina Constanza de Sicilia y del emperador Enrique VI Hohenstaufen, Federico fue nombrado rey de los germanos con solo dos años, de Sicilia a los tres y, finalmente, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico a los 26. Así pues, con menos de 30 años se convertía en uno de los hombres más poderosos de Europa. Para entonces Federico se había ganado ya el apelativo de 'Stupor Mundi' (Asombro del Mundo), entre otras razones a causa de su notable interés por todas las ramas del conocimiento.

No solo mostró una gran habilidad para los idiomas —hablaba nueve lenguas—, sino que se preocupó por reunir en su corte a todo tipo de personajes: había matemáticos, médicos y artistas, pero también astrólogos y magos.

Además, Federico mantenía correspondencia con grandes eruditos, entre ellos Leonardo de Pisa, más conocido como Fibonacci, matemático descubridor de la célebre secuencia que lleva su nombre, estrechamente relacionada con el llamado "número de oro".
El propio emperador dio muestras de poseer un talento literario, pues escribió numerosos poemas y un célebre tratado de cetrería.

Con semejante currículum, no es de extrañar que de su mente —o de la de alguno de sus sabios cortesanos— surgiera un edificio tan intrigante como Castel del Monte, que se comenzó a construir hacia 1233.
El arquitecto fue el maestro de obras francés Philippe Chivard, pero no sabemos si el diseño fue obra suya o del emperador. Ya fuera uno u otro, el autor insertó en el edificio unas claves simbólicas muy concretas.
La más llamativa es la casi obsesiva presencia del número ocho. Todo el edificio es un homenaje a esta cifra y a su simbología. El trazado de su planta es octogonal, posee ocho torres —también octogonales— y sus dos "pisos" constan de ocho habitaciones.
Desde la Antigüedad, el octógono poseía un simbolismo de gran importancia. Era la figura "intermedia" entre el cuadrado (que representa a la tierra, lo inmutable y lo terrenal) y el círculo (símbolo del cielo, lo divino y el movimiento). Es, por lo tanto, la figura que une la tierra y el cielo, lo mundano y lo divino.

Se ha especulado mucho sobre la auténtica función del edificio, y se han propuesto distintas hipótesis al respecto: mientras para unos fue una fortaleza, para otros fue un edificio de recreo o simplemente un lugar en el que alojarse.
Sin embargo, algunos detalles, como la extraña repetición de la forma octogonal, parecen indicar que la función fue otra (o que hubo más de una). No parece casual, por ejemplo, que la planta recuerde a una corona o que la capilla de Aquisgrán, donde Federico fue coronado emperador, sea también octogonal.
También es la razón por más que algunos han especulado que el castillo fue construido para proteger las más preciosas reliquias sagradas: el Santo Grial, la copa que le llamó la sangre de Cristo crucificado. Este sería llevado a Castel del Monte por los Caballeros Templarios, que se escondió entre las piedras del edificio para salvarla de los muchos buscadores.

Video Relaccionado al tema (en italiano)


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1 Comentarios

  1. Las primeras fotografías de la Capilla Sixtina - que tuve oportunidad de apreciar en un semanario - me hicieron sospechar que la Capilla era octogonal. Tan segura de que era octogonal. cuando finalmente llegué a caminar junto a miles de peregrinos por la tal Capilla mi decepción fue enorme. No podía concebir que fuese rectangular!Un grave error de los constructores del Vaticano: la Capilla Sixtina debió ser octogonal como este edificio de Castel del Monte.Cordiales saludos.

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