Hoy en día, poseemos un conocimiento detallado sobre los cambios que experimenta nuestro cuerpo después del fallecimiento. Estos cambios comienzan de inmediato, con la disminución de la temperatura corporal y la consecuente aparición de la decoloración de la piel debido al movimiento de las células sanguíneas dañadas. Al mismo tiempo, se presenta el rigor mortis, un proceso que ocasiona la rigidez del cuerpo, dificultando su movimiento.
Aunque en la antigua Grecia la comprensión científica de
estos fenómenos era limitada en comparación con la actualidad, la gente de esa
época sabía que el cuerpo humano, en la muerte, no se comportaba ni lucía como
en vida. Por lo tanto, cuando el cuerpo de Alejandro Magno pareció permanecer
inexplicablemente inalterado durante seis días después de su fallecimiento en
el 323 a.C., sus contemporáneos solo podían ofrecer una explicación: Alejandro
debía ser un dios.
Pero, entonces... ¿lo era?
La enfermedad de Alejandro Magno comenzó durante una serie
de festividades que se extendieron varios días, durante las cuales se desplomó
quejándose de un agudo dolor en la espalda. Según un relato posiblemente
apócrifo, este incidente ocurrió después de un desafío en el que intentó beber
una crátera entera de vino de una sola vez. Después de diez días de fiebre
intensa, sus soldados lo visitaron por última vez, momento en el que, según el
historiador Arriano, ya no podía hablar, pero aún luchaba por levantar la
cabeza y saludaba a cada hombre con la mirada.
Cuando Alejandro fue declarado muerto el 13 de junio,
surgieron teorías sobre las causas: ¿envenenamiento, sabotaje, exceso de vino?
Siglos más tarde, los historiadores modernos ofrecieron sus propias
interpretaciones, desde malaria hasta neumonía o fiebre tifoidea, o incluso un
posible asesinato.
Sin embargo, ninguna de estas teorías explica lo que ocurrió
después. Según Plutarco, el cuerpo de Alejandro no mostró los signos típicos de
descomposición durante los seis días posteriores a su muerte: "Su cuerpo,
aunque yacía sin especial cuidado en lugares húmedos y sofocantes, no mostró
signos de una influencia tan destructiva, sino que permaneció puro y
fresco". Durante ese tiempo, no se observaron cambios físicos.
Hoy, gracias a la ciencia, tenemos una explicación menos
mística para la muerte de Alejandro y su extraño estado corporal. En 2018, la
Dra. Katherine Hall, profesora de la Facultad de Medicina de Dunedin en Nueva
Zelanda, sugirió que Alejandro Magno podría haber padecido el síndrome de
Guillain-Barré, una enfermedad autoinmune aguda que causa parálisis muscular.
En resumen, es posible que Alejandro estuviera vivo cuando fue declarado muerto, un error que podría haber ocurrido debido a la confusión entre la respiración superficial de un paciente en coma y la ausencia de respiración. Si este fuera el caso, Alejandro podría haber sido efectivamente asesinado durante el proceso de embalsamamiento, que habría eliminado la posibilidad de confirmar su verdadera condición.
1 Comentarios
Sorprendente historia!
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