De su vinculación a la Orden de los Caballeros del Temple no cabe duda. La especulación se genera únicamente en torno a sus antecedentes. En una bula de 1170, el papa Alejandro III hace referencia al convento templario de San Juan de Otero, perteneciente a la diócesis de Osma. Puede que estuviera localizado en el mismo lugar que San Bartolomé y fuese reemplazado por la construcción protogótica que ha perdurado, pero también hay quien apunta la posibilidad de que estuviera situado en el otero donde se asienta el castillo, y que se edificara a la par que éste a mediados del siglo XII. Las ruinas de la pequeña iglesia que subsisten podrían ser, en tal caso, las del primitivo santuario templario.
Rosetón |
Las pilastras de sección rectangular adosadas a los muros exteriores del ábside, así como las que flanquean la portada, y la misma puerta que luce seis arquivoltas muy apuntadas, ponen de manifiesto el momento de transición del románico al gótico en que se edificó esta iglesia.
Merecen ser resaltados los dos rosetones, uno en cada astial del transepto, cuyas celosías evocan influencias musulmanas en la forma del entrelazado que compone una estrella lobulada de cinco puntas. Poseen tres arquivoltas de las que sólo la externa está decorada.
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