Los fundamentos de la banca no han cambiado desde los Templarios, que dirigía lo que fue quizás el primer banco multinacional en la historia. La Orden de los Caballeros Templarios construyeron su negocio basado en las necesidades básicas del consumidor: seguridad y acceso a dinero en efectivo. Peregrinos de Europa Occidental que se dirigían a Jerusalén después de las Cruzadas fueron presa fácil para los ladrones, especialmente teniendo en cuenta la cantidad de dinero que necesitaban para llevar para el viaje. Debido su función como caballeros cruzados, los Templarios estaban exentos de las leyes locales por decreto papal, y esto les permitió crear un sistema financiero internacional. Los peregrinos podían depositar dinero en Londres, y luego, con una clave secreta, ir a la oficina del Temple en París, Atenas, o en Jerusalén, y hacer un retiro. La fama del banco Templario se extendió rápidamente, y pronto los reyes, príncipes, e incluso papas fueron depositando los fondos allí. Los Templarios desplegaron este dinero invirtiendo en tierra y préstamos a pequeñas empresas (banca de inversión); estuvieron implicados en la fabricación, importación y exportación; tenían su propia flota de barcos; y en un momento dado eran dueños de Chipre.
A principios del siglo 13, la historia templaria terminó abruptamente cuando el grupo perdió su apoyo papal y privilegios, y el rey Felipe IV de Francia (que había heredado una gran deuda con ellos) se volvió en contra de la orden. El 13 de octubre de 1307, cientos de templarios fueron arrestados por herejía y muchos fueron asesinados, y cinco años después, su gran maestro fue quemado en la hoguera. Sin embargo, su modelo de banca a distancia vivió, se invoca cada vez que se utiliza un PIN para acceder a dinero en efectivo en un cajero automático.
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